Confiar es un proceso de apertura. Y siempre es un camino de hacerlo despacio.
Un cuerpo con daño es una piel viva donde se ha generado la experiencia de la contracción. Recuperar la expresión de la contracción, de la apertura a través del mirar amoroso con otr, retoma el contacto con lo que Soy, con lo que hay; con el riño que al otro lado de la piel vuela. y ese vuela sella el vínculo también con el presente, con lo que está siendo y donde no hay daño en el tocar.
Lo que hay es la creación de un lugar propio y seguro al que volver.
Cuando no podemos tocar, miramos.
El vacío mira de frente. Confiar es un proceso. La primavera siempre llega después del invierno. En secreto.
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